El ascenso de un imperio: Otomano muestra el reinado del sultán Mehmed II mediante una interesante combinación de escenas de acción e intriga

Merhaba! Tras haber viajado a la prehistoria con la película Alpha, hoy nos trasladamos al siglo XV con El ascenso de un imperio: Otomano, serie histórica disponible en Netflix. Narra la expansión de los otomanos. Este imperio, centrado en la actual Turquía, dominó durante cinco siglos gran parte de Oriente Próximo, Europa del Este y el Norte de África.

Se trata de un docudrama, formato televisivo que describe hechos reales (en este caso, el auge del Imperio Otomano). Pero no lo hace como los documentales a la vieja usanza. No se limita a una sucesión de imágenes y grabaciones, entrevistas a expertos y la voz en off del narrador. Aquí, todo esto se combina con una recreación cinematográfica y dramatizada de los hechos. Esto se consigue gracias a escenas de acción, actuaciones, diálogos y efectos especiales que poco tienen que envidiar a cualquier superproducción de cine o televisión.

La serie se divide en dos temporadas, cada una de seis episodios. La primera trata la conquista de Constantinopla (1453) por parte del sultán otomano Mehmed II. En cambio, la segunda, ambientada nueve años después, se centra en la guerra entre el monarca turco y Vlad III, gobernante de Valaquia (actual Rumanía). La crueldad de este último con sus enemigos le valió el sobrenombre de El Empalador e inspiró al personaje de Drácula.

Tráiler con subtítulos en español

El valor del docudrama

El docudrama es un relato audiovisual que presenta hechos reales. Ahí donde hay «huecos», o cosas que no se sabe cómo ocurrieron (conversaciones, momentos íntimos…), estas se «reconstruyen» mediante escenas ficticias que tratan de ser lo más fieles posibles a como podrían haber sido en base a la evidencia existente.

Este género no es precisamente algo nuevo; ya se empezó a concebir en el siglo XX. Una de las obras pioneras en este género fue Orden: Caza sin cuartel (1948), una película policíaca que fue de las primeras en incorporar elementos de documental. Por ejemplo, estaba basada en un hecho real: los crímenes cometidos por el policía y veterano de guerra William Erwin Walker.

Escena de Orden: Caza sin cuartel, una de las primeras películas con rasgos de docudrama. Fuente: Filmaffinity.

Este formato incluye por supuesto los docudramas históricos, los cuales han vivido un especial auge en las dos últimas décadas. Entre los más destacables se encuentran Los Tudor, serie estrenada en 2007 y que trata el reinado de Enrique VIII de Inglaterra; The Qin Empire, que habla de esta dinastía china; o Del D-Day a Berlín: la última batalla de Hitler, sobre los últimos días del III Reich. El ascenso de un imperio: Otomano se une a esta larga lista de episodios históricos dramatizados.

Para quienes no sienten atracción por la historia, este tipo de series sirve para generar interés y divulgar sobre los eventos pasados. Los muestra de modo más atractivo y entretenido, en comparación con los documentales tradicionales. Por otro lado, a los que ya estamos fascinados por la historia nos da la oportunidad de presenciarla y vivirla de un modo más palpable.

El ascenso de un imperio: Otomano, fortalezas y debilidades

Los acontecimientos en El ascenso de un imperio: Otomano se muestran con gran exactitud histórica. Sin embargo, la desventaja de esto es que las escenas se centran mayormente a recrear episodios históricos. Por tanto, a los actores se les da poco tiempo de metraje para desarrollar personajes y arcos narrativos. Por suerte, los historiadores que aparecen en la serie y la voz en off llenan ese vacío en la medida de lo posible.

Personalmente opino que el desarrollo de personajes está mejor hecho en la segunda temporada. En ella se muestra la evolución de Mehmed II y Vlad: de ser compañeros en su niñez pasaron, por circunstancias de su entorno, a convertirse en enemigos. Ello aporta a la serie una dimensión trágica bastante bien implementada.

El rumano Daniel Nuță interpreta a Vlad el Empalador. Foto: Decider

En conclusión, El ascenso de un imperio: Otomano es una serie muy recomendable para conocer esta etapa histórica de una forma amena y atrayente. Aunque presenta debilidades, como por ejemplo la escasa profundidad de los personajes en la primera temporada, sus escenas de acción y su narración dinámica las compensan con creces. De este modo, el visionado de este docudrama se vuelve una experiencia memorable. Puntuación: 8/10.


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