Hoy, en «Todo Acción«, repasamos el cine de Stanley Kubrick a través de La chaqueta metálica, un clásico de cine bélico con una fuerte crítica a la Guerra del Vietnam.
Stanley Kubrick, genio y figura:
Las películas de Kubrick se pueden analizar desde mil perspectivas, las mismas que el director ponía en sus obras.
Meticuloso y perfeccionista hasta la locura, el genio neoyorquino dejó su sello en cada una de sus películas. La mayoría con una buena crítica y aclamadas por su séquito de fieles.
A pesar de no tener taquillazos espectaculares, casi todas sus películas fueron negocios rentables que combinaron con acierto un gusto exquisito por el buen cine y un entretenimiento para el espectador.
No eran lógicamente películas para todos los públicos, pero sí es un cine que enganchaba a muy diversos tipos de espectadores.
El cine de Kubrick no deja indiferente a nadie. Y “La chaqueta metálica” no es una
excepción.
Como en toda su filmografía, los detalles son incontables. Su genialidad le llevó a querer siempre ir un paso más allá. Y es algo que consiguió con creces en este film.
¿En qué se insipiró Kubrick para hacer La chaqueta metálica?
Siempre solía escribir sus películas adaptándolas de una novela. Y en este caso, no cambió su modus operandi.
La novela de Gustav Hasford “The Short-Timers” fue su inspiración. De hecho, el guión lo realizó junto al novelista, el cual fue corresponsal de guerra en Vietnam. Experiencia que le dio un punto de vista privilegiado y que Kubrick no dudó en usar.
Tuvieron la ayuda de Michael Herr, escritor también de una novela sobre la guerra del
Vietnam llamada “Dispatches”. Muchos de los personajes y situaciones de la película están en estas dos novelas, principalmente en la obra de Hasford.
A pesar de que la obra original estaba dividida en tres partes y la primera era la de menor extensión, Kubrick decidió dar más importancia a la parte uno y dos y rescatar algún fragmento de la tercera e introducirla en la segunda parte.
Lo de dividir la obra en dos es algo que ya hizo en “La naranja mecánica”. La primera parte de la película es la instrucción de los marines en el campamento de Parris island.
El sargento Hartman de La chaqueta metálica:
Para ello contó con Lee Ermey, un ex sargento e instructor de los marines del mismo
campamento. A Kubrick le gustó tanto como contaba las experiencias vividas que le pidió que hiciera una prueba a cámara. Quedó tan satisfecho que le ofreció el papel.
Durante el rodaje le explicaba lo que quería de la escena pero no le imponía guión para dar libertad al militar metido a actor y credibilidad. Fue un acierto. El sargento Hartman es uno de los personajes más recordados.
En esta primera parte se atisba el aroma antibelicista de Kubrick. Muestra con gran maestría la despersonalización de los soldados desde el minuto uno, en el que todos son rapados al cero, pasando por el famoso discurso de Hartman para recibirles.
Dentro del cine bélico está primera parte se ha convertido, con total merecimiento, en una de las historias más recordadas de este género. Por su realismo, por su gran puesta en escena y por supuesto por los grandes personajes trazados.
Primera parte versus segunda parte:
Y es que Kubrick siempe fue más de personajes que de tramas.La evolución del recluta patoso y todas las desventuras que sufre allí marcan está primera parte, aunque el protagonista es el recluta bufón.
El personaje del recluta bufón está claramente inspirado en los dos novelistas. No en vano ambos fueron corresponsales de guerra.
Para muchos seguidores esta parte es de tal magnitud que ha eclipsado la segunda parte. Y por ello muchos dicen que la segunda parte no está a la altura. La segunda parte nos muestra al recluta bufón en plena guerra del Vietnam.
La guerra de Vietnam en los ojos de Kubrick:
En los minutos que siguen a la instrucción vemos un retrato de la guerra poco común en esa época. Normalmente las películas bélicas solían mostrar escenas de acción y alguna que otra imagen de contenido sensible.
Pero Kubrick se quedó más con la parte humana. Cosa que ya hizo con la película “Senderos de Gloria”.
Prefiere hacer un cuadro detallista y minucioso antes que dar acción. Que también la hay. Inolvidable es la escena en la que el pelotón es atacado por una francotiradora. La cual existió en la realidad y es considerada una de las mejores de la historia.
Quizá, uno de los pocos «debe» que se le puede poner al director es que fue una película que no impacto por su contenido.
Y es que en la década de los 70 y los 80 ya se habían estrenado varias películas sobre la guerra del Vietnam, como “Platoon” o “Apocalypsis Now”.
Y todas reflejaban en cierta medida el descontento social con aquella guerra y mostraron un punto crítico ante aquel conflicto.
El lado perfeccionista de Kubrick:
Esto no quiere decir que la obra de Kubrick fuera peor, pero sí que es cierto que un director
como él, tan perfeccionista y que rechazó otros proyectos en el pasado porque no eran algo novedoso, se involucrará tanto en sacar adelante una película que por temática no era original.
Técnicamente es, como casi todo del neoyorquino, de un nivel altísimo. El sonido, la iluminación, decorados…todo fue milimétricamente estudiado y revisado por él.
Desde los centros de entrenamiento de los soldados británicos donde se rodó hasta la reconstrucción de las calles de la ciudad vietnamita de Hue, donde se desarrolla la escena final.
El legado del director y su fama en el trabajo:
No en vano se sabe que el cineasta solía elegir actores no muy populares y que
después de trabajar con ellos rara vez repetía. A veces porque los mismos actores no querían repetir con el genio loco que les había hecho vivir un rodaje atormentador.
La que a la postre fue la penúltima película del director se convirtió en un clásico bélico que han disfrutado varias generaciones.
El personaje del instructor Hartman ha sido referenciado o directamente usado en otras películas. Al igual que sus frases y cánticos que hace repetir una y otra vez a sus marines.
Además podemos decir que junto a las películas bélicas de los ochenta puso su granito de arena en el cine bélico que vendría décadas después, conjugando perfectamente la trama bélica con unos personajes muy desarrollados que mostraban el lado humano de la guerra.
Al fin y al cabo, si es que la guerra tiene algo de humano. Esperemos que os haya gustado este clásico de Kubrick y que os animéis a verlo los que todavía no lo hayáis disfrutado. Mientras, os dejamos con nuestro último post. ¡Hasta la próxima!
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